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1. No les voy a mentir. Confieso que tengo cierta fatiga de NFL. No es fatiga de crear los Pensamientos o del ejercicio de escribir, es del producto que me ha dado la liga en las últimas 3 semanas.
Los equipos están de rodillas, gateando y suplicando por el final de la temporada regular, todos heridos de guerra con sustanciales lesiones, muchas de ellas arrastradas desde septiembre.
Algunas escuadran estaban esperando recuperar algo de salud para diciembre y enero, solo para darse cuenta de que llegarán a estos escenarios aún más heridos. Otros simplemente no han tenido suerte desde el día uno.
Y todo esto sin mencionar la impresionante lista de jugadores con COVID-19 en las últimas dos semanas, que ha arrojado al campo remiendo de equipos con la idea de lograr “algo” positivo. De ahí es que terminamos con Nick Mullens y Garrett Gilbert liderando a equipos con esperanza de playoffs.
Sé que muchos dirán, ¿de qué te quejas, Alonzo? Así ha sido toda la vida. Y tendrán su porcentaje de razón, pero algo se siente diferente este año.
No sé si es el hecho de que no tengamos en grandísimo favorito en la liga, al ver a todos los equipos amontonados en el umbral de la mezquindad de 7-7 tras semana 15. La tal paridad que reza la liga hoy luce como un premio a la mediocridad, más cercano a la NBA que a la majestuosa NFL.
No sé si es el hecho de que hay que repartirse entre sábado, domingo, lunes, martes, miércoles y jueves, para ver un producto entre algodones, que a pesar de que sigue siendo -algo- atractivo, por lo menos en el 2021 no se siente “tan chévere” como antes.
No sé que es, pero esta versión actual de la NFL, con lesiones, con tantos equipos en playoffs, con la innecesaria semana extra y con la cereza en el pastel del COVID, me genera fatiga y desconfianza.
Muchos sabrán que llevo años quejándome de los juegos del jueves por la noche, simplemente porque los equipos no descansan lo suficiente, y nos terminan arrojando una papaya de partido -en la mayoría de los casos-. De pronto todos los juegos de la NFL se convirtieron en su versión de jueves por la noche.
La liga tiene a la avaricia como mantel en la sala de comedor, pero lo que nunca entendió -y esta es una lección para todos-, es que más no siempre es mejor. Calidad siempre antes de cantidad.
La NFL era perfecta hace 2 años. Hoy tenemos una versión diluida en agua y con un sabor menos intenso que en sus versiones anteriores. Lo peor, es que no hay vuelta atrás.
2. Después de lo visto en Semana 16, los Green Bay Packers están en una encrucijada, especialmente sus aficionados. Explico.
Viendo el vaso medio lleno, no hay mejor equipo en la NFL que los Packers en el 2021. Es una afirmación en la que me siento cómodo, porque el nombre de Green Bay aparece como número uno tanto por mérito propio como por descarte.
Ante la ola de “paridad” de la NFL, los Packers se han separado con lo justo, simplemente entendiendo sus fortalezas y debilidades; aprovechando precisamente lo que hacen muy bien y limitando lo que hacen mal.
Lo mejor para Green Bay es que no hay un solo equipo en la NFC que represente un mal pareo para ellos, ni siquiera Tampa Bay, quién sigue entre algodones en defensiva, perdió a su mejor receptor el resto del año, y firmaron a un corredor acabado (Le’Veon Bell estaba tratando de pelear contra Jake Paul antes de que los Bucs lo llamaran) como muestra de desesperación.
Este es el año de los Packers.
Y bajo esa misma afirmación de arriba es que Green Bay entra en una encrucijada. Ahora los Packers no solo son un equipo de Super Bowl, sino que viendo el vaso medio vacío y por lo que está sucediendo alrededor en la liga, tiene casi la obligación de ganar el trofeo Lombardi en el 2021.
Durante los últimos 10 años Green Bay no ha sabido manejar las expectativas y eso es lo único que se podría mencionar en su contra. Pero este año las cosas lucen distintas, por todo lo mencionado anteriormente.
Los Packers son la escuadra más estable de la liga, con problemas de lesiones al igual que todos, pero que su staff de coacheo ha podido sortear esto a través del año. Green Bay tiene la combinación de coach, QB y defensa que debe arrojar un Super Bowl a final de año.
Todo se resume en si podrán manejar las expectativas de ser los recontra favoritos para ganarlo todo entrando a enero. Confieso que creo que este es su año.
3. Aquellos que sigue NFL Latino TV a través del canal de Narrativa X en Spotify y Apple sabrán que mencioné que el partido entre Indianapolis y New England era el más sabroso que nos restaba en toda la temporada regular.
La razón no solo era el momentum de ambas franquicias, sino lo espejos que eran equipos en su estilo e identidad. Cuando dos equipos son tan similares, todo se resumen a intensidad y ejecución.
En el Pensamiento 8 tras la Semana 12 dije que nadie quería enfrentarse a Indianápolis en playoffs. La razón estaba atada a la ya mencionada intensidad, pero también a su velocidad.
Indy juega a un nivel más alto que sus rivales, especialmente en la primera mitad de sus juegos porque entra con todo y los equipos tienen serios problemas en ajustar a ese ritmo. Luego los Colts tienden a caerse porque les cuesta mantener ese nivel de competencia. Es normal.
Para aquellos que les gusta el fútbol, imaginen un equipo que entre a presionar en los primeros 15-20 minutos de un partido importante. Usualmente lucen aterradores en esos minutos y ahí sacan ventaja. Luego, el partido se nivela por una relación humana entre relajación y cansancio.
New England es un equipo que había dominado en las trincheras a todos sus rivales durante las 7 semanas de victorias y tal vez nunca tan claro como el lunes por la noche ante Buffalo. Ante Indy, no solo eso no fue posible, sino que fueron dominados a placer, especialmente en su intento de correr el balón.
La diferencia en el partido no fue solo el hecho de que Indy corrió 226 yardas por tierra, liderados por 170 de Jonathan Taylor, aunque si somos honestos Taylor registró 67 yardas en solo el acarreo del TD. Esa jugada en particular infló mucho sus números.
La diferencia real fue la inhabilidad de los Patriots de establecer su propio juego por tierra. Rhamondre Stevenson promedió 3.6 yardas por acarreo al registrar 36 yardas en 10 intentos. Viendo el juego otra vez el domingo por la mañana, se notó la velocidad de Indy en defensiva. Cada vez que los Patriots intentaban correr el balón, Stevenson tenía al menos dos defensivos encima apenas recibía el acarreo.
El problema para los Patriots fue no identificar esto mucho más temprano en el partido. New England confía en Mac Jones, pero estoy seguro de que Josh McDaniels aún duda de cuanto peso debe ponerse en sus hombros, es por eso por lo que los Pats mantuvieron su estrategia inicial por demasiado tiempo.
Ojo, con todo y todo tuvieron la oportunidad de empatar ese partido en un regreso furioso en el último cuarto, pero sus ajustes llegaron algo tarde en el choque.
Ahora, del lado de Indy, los Colts deben tratar de encontrar la manera de cerrar juegos o al menos tratar de jugar 60 minutos en un nivel similar. Es más fácil decirlo que hacerlo. Si Indianápolis jugaba de una similar el sábado por la noche, ganaba por 3 anotaciones de diferencia y con muy pocos dolores de cabeza.
Indy de hecho le aplicó la “Mac Jones” a Carson Wentz. Es decir, los Colts trataron de esconder a Wentz tanto como los Pats lo hicieron con Jones ante Buffalo hace un par de semanas. Carson intentaría apenas 12 pases y aún así fue interceptado una vez. Algo de razón tendrían para esconderlo.
Estos dos equipos van a ser un dolor de cabeza para cualquier rival en los playoffs de la AFC. Tiene rastros de escuadras diseñadas para ganar en cualquier escenario. Son físicos, pueden correr el balón de manera imponente y sus entrenadores en jefe tiene claro el camino.
Los aficionados de los Patriots solo deben ajustar sus expectativas. Si esperan que este equipo les gane el Super Bowl como las versiones anteriores de Tom Brady, muy seguramente terminaran decepcionados.
Si toman esta versión como una oportunidad de crecimiento, más bien se verán muy satisfechos mientras destruyen los sueños de muchos en la Conferencia Americana. Mucha de la felicidad en la vida está atada a manejar expectativas. Este es ese escenario.
Indy es un poco más complicado que New England, no solo por la intensidad ya mencionada, sino porque Frank Reich está dispuesto a jugársela en 4ta en cualquier sector del campo. Eso representa una incomodidad para cualquier rival.
Imaginen que los Colts están en un escenario de 3era y 7 en medio campo, la mayoría de los equipos se disponen a lanzar en esa situación. Indy puede decirle a JT que acarree el balón y consiga 5 yardas, simplemente porque saben que van a ir en 4ta y 2. Eso le añade otra capa a todo el planteamiento defensivo. Es decir, un dolor de cabeza.
Lo cierto es que ambos van a dar de que hablar en enero.
4. 8/10 para Spider-man No Way Home
Buena película, muy entretenida, pero paremos con esa idea de que está en la conversación con End Game. Nada de eso.
Pueden encontrar el episodio que habla de la película en el canal de Narrativa X en el programa Dungeons and Geeks.
5. Andrew Garfield es el GOAT Spiderman, aunque respeto opiniones contrarias.
Es broma, no las respeto.
6. Confieso que si tuviese un voto de MVP se lo daría a Cooper Kupp sin dudarlo un segundo. Nada contra Tom Brady, Aaron Rodgers o Jonathan Taylor, quienes también tienen su merecimiento.
Kupp es:
- Líder en yardas por recepción (1625 yds). Tiene casi 300 yardas más que el 2do Justin Jefferson.
- Líder en TD por recepción (14 TDs). Tiene 3 TDs más que Mike Evans, quién es automático en zona roja.
- Líder en promedio de yardas por recepción por juego (116.1 yds por juego). Nadie más supera las 100 yardas.
- Líder en yardas después de la recepción (693 YAC). Tiene casi 100 yardas más que Chris Godwin, quién tenía un ritmo cercano a lo histórico para los Bucs.
- Líder en recepciones de 20 o más yardas (24 rec). Dos más que Tyreek Hill, quién es conocido como la amenaza profunda por excelencia en la NFL.
- Líder en recepciones que significan primeros y dieces para su ofensiva (75). Tiene 6 más que Tyreek Hill, y 9 más que Davante Adams, reconocido por ser el hombre número 1 cuando Aaron Rodgers necesita un solo pase para mover las cadenas.
Más allá de los -absurdos- números de Cooper Kupp, para apreciar su intratable ritmo hay que ver los partidos de los Rams. La ofensiva de Los Angeles no se mueve si no pasa por él. No avanzaba cuando Robert Woods era segundo receptor, ni ahora con OBJ. Tampoco se mueve si intenta correr el balón.
Es Kupp o nada. Y todo esto lo hace corriendo rutas a la perfección con un mariscal de campo que apenas se está aprendiendo el libro de jugadas que le inventó Sean McVay tras su reunión en Cabo.
7. Los Titans perdieron el balón 3 veces en un período de 10 jugadas consecutivas. Todas dentro de su propio campo.
Esa es la definición de regalar un partido.
8. Si han prestado atención a los Chargers en el 2021, sabrán que la agresividad de Brandon Staley no es nueva, de hecho, fue punto de partida en los Pensamientos de la Semana 5.
No tengo problema con la agresividad y la evolución del juego, pero todo en la vida tiene un momento correcto. No celebras navidad en septiembre, ni el Super Bowl en agosto. No deberías desperdiciar puntos al inicio del partido, a pesar de que tu mantra sea agresividad o revolución de juego.
Hay 2 bandos en la NFL actualmente. Aquellos que confían en los números a ciegas y aquellos que confían en el “feeling” o sentimiento del partido. Ninguno de los bandos se quiere y llevan las cosas al extremo. Quien logre identificar el punto medio como HC tendrá una enorme ventaja sobre el resto.
Staley tuvo a su equipo en la yarda 5 tres veces en el juego ante Kansas City el jueves por la noche y sacó exactamente CERO puntos. No todos los intentos fueron incorrectos, más sí los 2 de la primera mitad que significaban 6 puntos a su favor.
Brandon Staley dice que no va a cambiar su estilo y no tengo problema con eso. Lo que debe es ajustar tal agresividad a los momentos correctos. Muchos de estos entrenadores en jefe juegan con el ego de frente, pensando que si haces una serie ofensiva de 60+ yardas, debe finalizar en TD sí o sí.
El FG, feo entre su familia, sigue aportando a la causa. Los dos que dejó ir no solo significan una ventaja que hubiese mantenido a los Chargers tranquilos el resto del juego, sino que en la matemática final les hubiese dado el triunfo en tiempo regular.
Para aquellos que piensan que tomar los puntos es un error, no están entendido los momentos del partido. El fútbol americano no es tan simple como una ecuación, ni es tan cavernícola como el hecho de no tener espacio para la evolución. Tenemos que encontrar el punto medio.
Por otro lado está John Harbaugh, quién no se decide sobre lo que quiere ser. La lógica de Harbaugh es todavía más complicada de entender, pues tiene dos partidos perdidos por tratar de jugársela en la conversión de 2 puntos. Ambos, en intentos fallidos.
Sin jugar el resultado, me cuesta entender el tren de pensamiento para llegar a esa conclusión.
Contra Pittsburgh, lo comentamos acá, no tenía ningún sentido jugársela. Tenía el equipo superior a pesar de las bajas, y las probabilidades de que la ofensiva de Pittsburgh dominará en tiempo extra no se comparaban con la ofensiva de Baltimore.
Fue un error dejar todo el esfuerzo a una sola jugada. Imagina trabajar 59 minutos entre golpes, rasguños, lesiones y conmociones, solo para decir el resultado de lo que tanto quieres es una lotería de un simple 50/50. No tiene lógica.
Ahora, el de Green Bay tiene aún menos sentido. Jugársela en la conversión de 2 puntos no era precisamente algo automático, especialmente porque los Packers tenía 40 segundos en el reloj y a uno de los mejores mariscales de campo de la historia para responder.
Fallar la conversión de 2 puntos significaba perder de manera automática, ser exitoso, por el contrario, no tenía el mismo premio, es decir, no le daba el triunfo automático a los Ravens.
A la misma vez, en los clips de NFL Films se nota a un indeciso Harbaugh preguntándole tanto a su coordinador ofensivo si tiene quiere ir o no por los 2 puntos. Le pregunta también a sus jugadores.
Nada de esto es una buena señal, puesto que zapatero a su zapato. Los jugadores ejecutan, pero los de la mente fría y calculadora son los coaches.
Nada tienen que estar opinando jugadores, quienes en su mayoría están muy engañados y piensan que son indetenibles en el campo. El jugador va a decir que se la jueguen sí o sí. Si no eres Tom Brady o Aaron Rodgers, simplemente no quiero tu opinión (en Football americano debo ser claro. En la vida normal no quiero la de Rodgers tampoco).
Pero a todo esto, no hay nada más inaudito que darle un valor extra una conversión de puntos en el momento crítico del partido, y por el contrario no hacerlo así al inicio del juego. ¿A qué me refiero con esto?
El primer drive de Baltimore vio a Tyler Huntley marchar todo el campo para quedarse dentro de la yarda 10 ante la defensiva de Green Bay. John Harbaugh confió en su QB2 para completar una 4ta oportunidad y fueron detenidos. De patear esos 3 puntos en el primer cuarto, jugársela conversión de 2 puntos hubiese sido – aún más- innecesaria. Es el mismo escenario de los Chargers el jueves por la noche.
Viendo a los New England Patriots durante los últimos 20 años llegué a una conclusión hace mucho tiempo. Muchos de los partidos que los Pats ganaron fueron porque los rivales de enfrente se sobrepensaron y trataron de hacer más de lo que debían.
Puedo imaginar la sonrisa de Bill Belichick en casa viendo ese juego entre Ravens y Packers, pensando lo ilógica que se ha vuelto la NFL. Bill es el más inteligente de todos, pero muchas veces no tiene que hacer nada para mostrarlo, solo quedarse en una esquina viendo como el resto se enreda en sus propios pies.
9. Si eres un hater de Cole Beasley por el tema COVID ¿no es este el mejor escenario de castigo?
A Beasley se le advirtió que, si no se vacunaba, llegaría el punto en el que podría herir a su equipo. A Cole le valió madre porque los Bills eran recontra favoritos para ganar la AFC Este.
Ahora Beasley está viendo como su equipo está tratando de aruñar un pase a playoffs, con muchas lesiones y él sin poder hacer nada porque tomó una decisión “personal”, que le está jugando en contra en el peor momento.
A Buffalo no le ha sobrado nada en el 2021. No poder ayudar a tu equipo en la pelea por el tope de la división es tremendo castigo ante una decisión egocentrista y sin sentido de parte del WR.
10. Los Miami Dolphins tienen que llevar la racha de victorias más callada y menos sexy en la historia de la NFL.
6 triunfos al hilo y nadie habla de ellos.
11. Este puede ser el mejor pase en la -joven- carrera de Jalen Hurts
12. Dennis Allen MVP de la Semana 15
13. Los Tampa Bay Buccaneers no van a repetir como campeones del Super Bowl.
La ausencia de buen coacheo les pasó factura y ahora se hicieron un equipo vago y de muy malas mañas.
Para muchos sonará algo exagerado, pero estuve pensando que si Bill Belichick dirigía a estos Bucs, este es otro equipo de 16-0 o en este caso 17-0. Así de talentosos y al mismo tiempo decepcionantes han sido los Bucs del 2021. Todo recae en el pobre coacheo de Bruce Arians y compañía. Aquí estamos ante un HC que se rehúsa a evolucionar en su estilo.
Esto no es nada en contra de Tom Brady tampoco. Por el otro lado, este mismo equipo de New England con Brady al mando es un equipo de Super Bowl.
Pero por algo dios hace las cosas.
14. Hablando de dios, aquí hay un regalito que nos dejó el número 10 PARA SIEMPRE.
Leo comentarios
@DondeAlonzo
Enero del 2014, Denver, estadio Mile High. Recién corrieron unos minutos tras la clasificación los Broncos al Super Bowl 48, perdido en el estadio -algo que me pasa a menudo- me encontré en un pasillo aislado frente a frente con una leyenda viviente de la liga. 'Buen juego', le dije sin pensar mucho, 'Gracias' respondió el 18 mientras extendió su mano para saludarme. Una gran anécdota, pero de inmediato entendí que la suerte estaba echada para los Broncos. Acabé con la suerte del gran Peyton Manning.