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Para nadie es un secreto que Dak Prescott es un tema sensible en los aficionados de los Cowboys. Me atrevo a escribir esto porque cada que puedo les pregunto, a modo de sondeo, pero también con algo de maldad, si están listos para una nueva temporada, y su respuesta casi siempre es la misma: que no, que con Prescott no llegarán a ningún lado, que siempre le falta algo para dar el paso definitivo.
Yo, sin embargo, no estaría tan de acuerdo; es decir, que no se me hace un mal quarterback, aunque tampoco podría asegurar que es un gran quarterback, pero en esta liga pocos son los que ostentan ese adjetivo. El caso es que creo que, en un buen entorno, algo parecido a lo que encontró Jimmy Garoppolo con los 49ers del 2019, Prescott no será un impedimento para que los Cowboys ganen.
Aunque la mente de Jerry Jones es indescifrable, pienso que algo así debió observar cuando finalmente decidió darle el contrato de 40 millones por temporada. Sobre todo, ante el terror que supuso quedarse sin él y no encontrar respuestas.
Ya se sabe que en la NFL en español no existe peor condena que no tener un mariscal de campo, y terminar buscando en la agencia libre a las gastadas opciones de siempre. El dueño de los Cowboys optó por la estabilidad del presente con la esperanza de un mejor futuro.
El tema es que el futuro ha llegado y las dudas siguen siendo las mismas que cuando el mariscal de campo buscaba el anhelado contrato a largo plazo.
Dak Prescott Tiene Números Élite, Sin Ser Considerado Como Tal
Sirva la breve introducción para colocarnos por un momento en la mente pesimista de los aficionados de los Cowboys. Es fácil sentirse identificado. Salvo que tengas menos de 30 años y le vayas a los Packers, único equipo que ha tenido cierta estabilidad en la posición por tres décadas, cualquiera sabe lo que se siente no tener un quarterback del todo confiable.
Lo cierto es que Prescott encara una temporada determinante. En el interior de los Cowboys existe confianza de que el quarterback logre mantener la curva ascendente, sobre todo después de firmar su mejor campaña como profesional, más allá de los problemas con su pantorrilla, al terminar nada menos que con 4449 yardas, 37 touchdowns y 10 intercepciones, números que lo colocan en la élite y que de alguna manera superan lo hecho en el 2019, cuando finalizó con 4902 yardas, 30 touchdowns y 11 intercepciones.
En medio queda el oscuro 2020, el de la fractura de tobillo. Durante aquella temporada, sin embargo, Prescott registraba números de ensueño, con 1856 yardas, nueve pases de anotación y cuatro entregas de balón en cinco partidos; es decir, aunque sea en el terreno de las suposiciones, la estadística sería equiparable al año previo y al posterior, en una regularidad nada despreciable. Con esto quiero decir que no todo ha sido culpa de Prescott. La defensiva y hasta el coacheo han cometido errores puntuales que han costado temporadas. Mientras el mariscal de campo mantenga el nivel los Cowboys estarán más cerca de ganar.
La Hora De La Verdad Para Mike Mccarthy
Mike McCarthy, hombre de procesos, o al menos eso indican sus declaraciones y su pasado en los Packers, cuando logró el campeonato hasta su quinta temporada, habla del tercer año de Prescott bajo su sistema como un momento clave. Totalmente recuperado de las secuelas de la dura lesión, el entrenador en jefe quiere diversificar su ofensiva. Darle más oportunidad al quarterback de que corra, a veces por diseño, otras por su vida.
Más allá de su capacidad atlética, Prescott no se destaca por correr, al menos no de forma premeditada; su mejor campaña fue la 2017, cuando sumó 357 yardas en 57 acarreos. Nunca, por ejemplo, ha superado los 100. Durante el 2021, apenas promedio tres acarreos por partido. Distinta es su producción en la zona roja, donde ha logrado anotar en 25 ocasiones por la vía terrestre.
Mike McCarthy, consciente de eso, buscará ganar yardas con su mariscal, independientemente de dónde esté el ovoide.
La pregunta es: ¿Podrá el equipo estar a la altura de lo que ofrezca Prescott? Ya se verá. En los Cowboys, ya se sabe, sólo vale el Super Bowl.