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Una vez que se anunció la salida de N’Keal Harry de los Patriots a los Chicago Bears, en las redes sociales comenzó a circular una imagen que acaso es capaz de reflejar lo que fue la aventura del receptor en New England. Es precisamente Harry bloqueando a su compañero Isaiah Wynn en una jugada diseñada para la carrera, en una triste metáfora de un jugador que llegó con las expectativas de una primera ronda y no supo responder.
La marcha del receptor fue ampliamente celebrada por los aficionados de los Patriots, quienes experimentaron esa terrible sensación de haber desperdiciado un pick. Ya se sabe, en la NFL errar con una primera selección es lo más parecido a cuando pierdes dinero o caes en una estafa y la desesperanza es más fuerte que la razón.
El Pecado De Bill Belichick
Aunque cuestionar los métodos de Bill Belichick resulta algo poco más que osado, no deja de sorprender el poco tino que ha tenido el legendario head coach para seleccionar receptores. Su falta de visión para advertir el talento en los prospectos colegiales es inversamente proporcional a su capacidad de desarrollarlo en los años posteriores, aunque el experimento no siempre funciona.
Hay un dato demoledor que apunta a que desde que el “Monje” llegó a Nueva Inglaterra, sólo tres de los 19 receptores que ha elegido vía draft han superado los 20 partidos como titulares en la NFL: se trata de Deion Branch, Julian Edelman y David Givens, de ahí en fuera, la estadística no suele acompañar la intuición del seis veces ganador del Super Bowl.
Y es que la intuición juega un papel importante a la hora de elegir al jugador que es capaz de cambiar el destino de una franquicia. Según cuentan fuentes cercanas a Nueva Inglaterra, los cazatalentos no veían bien el hecho de reclutar a Harry, más allá de las dos buenas campañas que firmó con Arizona State, al superar las mil yardas. Entre los puntos en contra destacaba la poca separación que era capaz de sacarle a sus rivales, un detalle que en el fútbol americano de la NFL se agudiza aún más.
Belichick, sin embargo, fiel a sus costumbres, tomó la decisión de sumar a Harry a las filas de los Patriots con la selección 32, por encima de otros talentos disponibles como Deebo Samuel, AJ Brown y DK Metcalf; es decir, la suerte que jugó a su favor en aquel draft del 2000 cuando se hizo de Brady con la selección 199 ahora le jugó en contra: es la magia de lo impredecible.
Impacto Nulo de N’Keal Harry en el Equipo de Bill Belichick
Por años, en Nueva Inglaterra existió la creencia de que Tom Brady era capaz de aprovechar un mínimo destello en sus receptores para convertirlos en estrellas; cualquier situación contraria, por lo tanto, se interpreta como un caso perdido.
En su temporada de debut Harry tuvo la fortuna de jugar con el que es considerado el mejor quarterback en la historia y aún así no fue capaz de marcar diferencia, al sumar apenas 105 yardas y dos touchdowns.
Como era de esperarse, la cosa fue peor en las próximas dos campañas, ya sin el manto de Brady, a expensas de la irregularidad de Cam Newton y la novatez de Mac Jones.
Si en el 2020 volvió a decepcionar con apenas 309 yardas y dos touchdowns, el 2021 fue la gota que derramó el vaso con 184 yardas y ninguna anotación. La intrascendencia de Harry no sólo fue en la parte numérica, sino en lo poco utilizado que fue al terminar fuera del top 5 en cuanto a targets (22) y recepciones (12), es decir, todo un despropósito en un jugador de primera ronda.
Su historia con los Patriots después de tres años ha terminado con apenas 18 partidos como titular, 598 yardas y cuatro touchdowns, números que cualquier receptor decente firmaría en una mala campaña.
Aunque no existe una ciencia exacta, algo de razón tenían los cazatalentos al asegurar que Harry tendría problemas para superar a sus rivales, lo que no sabían es que tampoco podría superar a sus propios compañeros. Chicago y Justin Fields son su destino.