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Johnny Weissmuller, Arnold Schwarzenegger y Bruce Jenner. Tres atletas de élite que traspasaron los límites deportivos por acciones que los hicieron sentir orgullosos.
Weismuller, rumano de nacimiento y estadounidense por adopción, ganó seis medallas olímpicas en natación en los Juegos de 1924 y 1928 (cinco de oro), y se transformó en el primero en bajar el minuto en los 100 libre y los cinco en los 400. Luego fue modelo y se transformó en el primer Tarzán, quedando para siempre en la historia de Hollywood.
Schwarzenegger ganó en siete ocasiones el Mister Olympia, la máxima competición de fisicoculturismo, y luego marcó una era como Terminator. Su popularidad y compromiso lograron que el austríaco terminara como gobernador de California. También es un ícono del cine yanqui a sus 73 años.
Bruce, hoy Caitlyn Jenner tras su cambio de sexo, fue oro olímpico en decatlón en Montreal 1976, entregándole una de las 1.022 preseas doradas que tiene Estados Unidos previo a Tokio 2021. Se volvió una celebridad de TV por haber sido padrastro del clan Kardashian, ya que estuvo casado con Kris Jenner durante 12 años.
OJ Simpson, Aaron Hernández y Michael Vick. Tres atletas de élite que traspasaron los límites deportivos por acciones que mejor prefieren olvidar.
Simpson, miembro del Salón de la Fama de la NFL en español desde 1985, fue arrestado en 2007 por los delitos de robo a mano armada y secuestro; un Tribunal lo condenó a 33 años de prisión. Tras cumplir casi 10, salió en libertad. En 1995 había sido acusado del asesinato de su esposa y un amigo de ella, pero salió libre.
Hernández tenía un futuro prometedor en New England Patriots, pero malas amistades y decisiones equivocadas terminaron con su carrera y vida: en 2017 apareció muerto en su celda después de haber sido condenado a cadena perpetua por un homicidio.
Michael Vick también terminó en una celda encerrado entre cuatro paredes. En diciembre de 2007 fue encontrado culpable por organizar peleas de perros (los cuales también criaba; en su casa encontraron ocho asesinados) y sentenciado a 23 meses de prisión, los cuales cumpliría en la Penitenciaría Federal de Leavenworth, en Kansas.
EL CAMBIÓ QUE MICHAEL VICK GENERÓ EN LA NFL
Antes de protagonizar uno de los escándalos policiales/deportivos más grandes de Estados Unidos, Michael Vick fue una estrella. Seleccionado en la primera posición del Draft 2001 por Atlanta Falcons, ciudad a la que dio vuelta por completo, el mariscal de campo demostró que los afroamericanos podían estar en posiciones para tomar decisiones importantes. No fueron pocos los entrenadores que le recomendaron moverse a receptor por su velocidad. Todas esas palabras cayeron en oídos sordos. Él estaba convencido de que sería un QB de nivel.
Las 50 Mejores Jugadas en la Carrera de Michael Vick
En su primera temporada como titular después de un año de rookie de ocho juegos y únicamente dos como titular, Michael Vick se presentó en la liga en grande. Llevó a Divisional playoffs, con una sonada victoria frente a Green Bay Packers en Lambeau Field, a un equipo que llegaba de marca perdedora.
En el plano individual brilló. El N° 7 terminó con 16 TD por aire (8 intercepciones) y 8 anotaciones por tierra (777 yardas, el máximo de la liga para un QB en ese año). También marcó el récord de más yardas por tierra en un partido (173 vs. Minnesota Vikings), el cual sería roto en 2013 por Colin Kaepernick (181).
Una fractura en una de sus piernas en la pretemporada lo hizo perderse casi toda la campaña 2003, pero regresó en gran forma para tener tres años positivos. El estilo y talento de Vick no estaban en duda, solamente había que subirse a ese tren…
En 2004, Atlanta Falcons terminó con marca de 11-5 para meterse nuevamente en la postemporada. En el Georgia Dome aplastó a St. Louis Rams por 47-17, pero luego perdería frente a Philadelphia Eagles por 27-10 para darle un abrupto cierre a una buena campaña del mariscal de campo, quien corrió 902 yardas, con un notable promedio de 7,5 por acarreo.
Al año siguiente no cumplió con el objetivo grupal de volver a meterse en playoffs y sus marcas individuales bajaron. Esto apenas fue un paso atrás para seguir tomando carrera para un 2006 especial en lo personal.
Una vez más su equipo miró la lucha por el anillo por TV, aunque Vick voló alto. El mariscal de campo lanzó 20 TD, su mejor registro en Atlanta Falcons, contra 13 intercepciones, y por tierra hizo estragos al terminar con 1,039 yardas. Esta fue la mejor marca histórica hasta que la rompiera Lamar Jackson en 2019 (1,209).
Pero se hizo la noche…
DIRECTO AL SALÓN DE LA FAMA
La mencionada encarcelación cortó su ritmo y quebró su potencial. En los fanáticos no hubo término medio: de amarlo a odiarlo. El dueño de los Falcons, Arthur Blank, fue el claro ejemplo al no permitirle regresar a su franquicia. Dos temporadas estuvo inactivo antes de que Philadelphia Eagles le entregara una posibilidad.
¿Qué hubiera pasado si Vick no caía preso? Es una pregunta sin respuesta. Pero sí está claro que probablemente Atlanta Falcons hubiera tomado un rumbo diferente. Sin el 7, en 2007, el equipo penó como el peor de la NFC South y el entrenador Bobby Petrino fue despedido antes de que terminara la campaña. Eso le posibilitó tener el tercer pick del Draft 2008, en el que eligieron al mariscal de campo Matt Ryan. De haber estado Vick, esa selección hubiera sido otra.
En su primer año Matt Ice ganó el premio al Rookie del año (ofensivo) y el equipo alcanzó la postemporada, en la que serían eliminados por Arizona Cardinals en Phoenix. El RB Michael Turner fue clave para lograr el máximo rendimiento (17 TD y 1,699 yardas por tierra). La dupla Vick-Turner podría haber entregado muchos suspiros, que nunca se cumplirán.
En 2009, Michael casi no jugó con los Eagles, pero en 2010 entregó chispazos de aquel de Atlanta. Con la camiseta verde y blanca terminó con 62,6% de efectividad en pases, 21 TD aéreos y 9 por tierra, todos máximos para él.
La campaña 2011 fue su “The Last Dance”. Por más que no se clasificara a la postemporada, Vick se divirtió dentro de la cancha como en sus mejores épocas. Terminó con buenos números como lanzador (3,303 yardas), pero esos no le bastaron para volver a enamorar a los entrenadores.
Le quedarían otros dos años en Philadelphia, uno en New York Jets y otro en Pittsburgh Steelers para cerrar una carrera que tenía destino de Salón de la Fama pero se escurrió como agua entre los dedos.
Hoy sólo le queda el récord de más yardas para un mariscal de campo con 6,109, la que seguramente quiebren Cam Newton (5,398) o Lamar Jackson (2,906). Muy poco para lo que pudo haber sido.
El Espejismo De Los Titanes
Vivo en el culo del mundo y tengo menos suerte que un gato negro. Cuando fui a New York a ver NFL me tocó Jets-Browns. Ese día terminó jugando Luke Falk, el tercer mariscal de NY.